La Organización Mundial de la Salud declaró el SARS-CoV-2 (Coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave) como pandemia en marzo de 2020. Desde entonces, ha habido numerosas olas de la infección por COVID-19 y han ido surgiendo nuevas variantes del virus. Cada vez hay más pruebas de un peor pronóstico para las personas con COVID-19 que presentan otras comorbilidades, y se ha identificado una relación entre la COVID-19 aguda y la enfermedad cardiovascular (ECV) y la diabetes mellitus (DM) de nueva aparición. Sin embargo, actualmente no está claro si la COVID-19 tiene efectos más a largo plazo sobre el riesgo cardiometabólico.

En un estudio reciente publicado en PLOS Medicine, la Dra. Rezel-Potts y sus colaboradores intentaron determinar si la incidencia de nueva ECV y DM aumentaba durante un periodo de 12 meses en personas con COVID-19 en comparación con controles sanos emparejados en una gran cohorte del Reino Unido. Se estableció una diferencia clara entre las sucesivas fases de la infección por COVID-19, que se definieron como: “COVID-19 aguda” (primeras 4 semanas después de la infección), “COVID-19 post-aguda” (de 5 a 12 semanas después de la infección) y “COVID-19 persistente” (sintomática durante más de 12 semanas después de la infección).

 

  

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